A las 11.30 en punto del sábado 6 de Noviembre tiene previsto aterrizar en el aeropuerto de Lavacolla el avión de Alitalia que trae a bordo a Benedicto XVI. A esa hora, el Papa Ratzinger cumplirá uno de sus sueños: pisar el Camino de Santiago.
Por la puerta real saldrá a la plaza de la Quintana y, desde ella, cruzará la Puerta Santa. Como un peregrino más. Y, como tal, cumplirá con el rito tradicional: abrazar al Apóstol y bajar a la cripta para rezar ante su sepultura. Dos instantáneas que seguramente darán la vuelta al mundo. Pedro abraza a Santiago, el amigo de Jesús.
En la catedral, escuchará unas breves palabras del arzobispo compostelano, a las que responderá el Papa con otro discurso. El acto terminará, con el famoso botafumeiro, cuyo vuelo por el crucero de la catedral llegará a todo el mundo.
Sobre las 13.45 horas, el Papa se trasladará al palacio episcopal, donde almorzará y descansará. Después, oficiará la eucaristía solemne, de unas dos horas de duración, en la plaza del Obradoiro desde un escenario de diseño que resguardará de la eventual lluvia o viento a Benedicto XVI y los 120 obispos que lo acompañarán.
Desde ese marco incomparable, con la emblemática catedral a su derecha, seguramente lanzará un llamamiento, tranquilo pero audaz como en él suele ser habitual, a la Europa cristiana que hizo el Camino y edificó el mundo. Para que regrese a sus orígenes y recupere sus raíces cristianas.