Es un acto simbólico pero, a la vez, de gran impacto: comprando esta caja de caramelos y al precio de 1 euro estás colaborando en una campaña solidaria de ayuda a enfermos olvidados.
En el primer mundo, si te duele algo hay pastillas para mitigar casi cualquier dolor. Pero... ¿qué pasa si lo que te duele es el dolor ajeno, el dolor de los que no tienen pastillas para curar su sufrimiento?
¿No es genial, que nosotros que tenemos pastillas de casi todo, podamos tomarnos una para calmar el dolor de los que no tienen?