Muharrem y Özlem salen a la calle en una mañana aparentemente normal. Pero desde el primer momento el joven sordomudo empieza a percibir que algo raro ocurre. Un vecino le saluda utilizando la lengua de señas, un tendero puede comunicarse con él de esa manera... incluso los extraños con los que se cruza o un taxista conocen y utilizan las manos para hablarle. Entre la felicidad y la sorpresa, Muharrem se esfuerza en intentar comprender: no está acostumbrado a tener un contacto tan sencillo con tantísima gente.