La enseñanza de Religión Católica
en las escuelas públicas ha sido un punto de conflicto desde los inicios de la
democracia. La presencia o ausencia de esta asignatura en las aulas se ha
convertido en una baza electoral para los partidos políticos y la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa
(LOMCE) ha contribuido a reavivar el viejo debate. Sin embargo, el tratamiento
reiterado de este tema en la agenda política y mediática no se traduce en un
conocimiento real de la enseñanza religiosa.
Requisitos para ser profesor
de Religión
La Conferencia Episcopal Española
establece que para dar clases de Religión en Educación Infantil y Primaria es
necesario el título de magisterio, mientras en Secundaria se exige la
licenciatura en Teología o el graduado civil con Bacalaureatus en Ciencias
Religiosas. Los aspirantes también deberán
hacer un curso de Capacitación Didáctica de la Religión, si no lo hubiesen
realizado en su plan de estudios.
El cumplimiento de estas
condiciones capacita a los docentes para la obtener la Declaración Eclesiástica de la Competencia Académica
(DECA), que expide la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis. Este
organismo valora también aspectos personales del candidato. “El profesor de
Religión es un miembro de la Iglesia. Como docente de esta materia está llamado
llevar a cabo la misión evangelizadora en el mundo de la educación. El servicio
como tal incluye la comunión con la comunidad eclesial. (...) La coherencia de
la enseñanza con su propia vida es una cualidad que debe adornarle”, recoge el
documento El
profesor de Religión Católica. Identidad y misión, elaborado por esta
comisión en 1998. Es lo que se denomina “perfil eclesial”.
Los profesores que sean
declarados como “idóneos” para esta enseñanza por la Conferencia Episcopal
tienen preferencia para optar a una plaza como sustitutos, según prescribe el Acuerdo
entre el Estado Español y la Santa Sede, firmado el 3 de enero de 1979.
“Las críticas a este
sistema de selección del profesorado son injustas. Una asignatura confesional
requiere métodos que garanticen a los padres que la persona que va a impartir
la materia, lo hará de acuerdo con los preceptos que ellos esperan”, defiende
José Antonio Fernández, tutor de Pedagogía y Didáctica Religiosa en
entidades encargadas de la formación del profesorado. “Además, la
delegación diocesana no elige a dedo, propone. Algunas diócesis basan su
recomendación en la evaluación de los aspirantes mediante exámenes, otras
realizan entrevistas personales y hay quien pide referencias para
certificar el testimonio de fe”, añade. Fernández admite que no se aplica una
pauta homogénea, todo depende del criterio de cada delegación. “Tras el visto
bueno de la Iglesia, el profesor entra en una bolsa de trabajo para hacer
sustituciones. A partir de ahí, pasa a depender del Ministerio de Educación.
Eso significa que los profesores de religión tienen someterse a un concurso público para conseguir una plaza en propiedad,
como todo el mundo”, aclara.
Diferencias entre la
asignatura y Catequesis
Los Acuerdos entre la Santa Sede
y el Estado español establecieron que las clases de Religión Católica tienen
que ser impartidas por profesores que profesen este credo a alumnos creyentes,
ateos y agnósticos. "La Catequesis está pensada para que los católicos
celebren su fe mientas que la enseñanza religiosa no exige ser
practicante. De hecho, he tenido alumnos chinos en la escuela que no
creían en Dios y asistían a clase para conocer las creencias de gran parte de
la población española", relata Fernández. "Lo que no ha entendido la
gente es que un Estado aconfesional es aquel que no se decanta por ningún credo
en concreto y respeta la práctica de cualquier religión. El laicismo radical
que están demandando algunos colectivos es anticonstitucional", protesta y
respalda su planteamiento en el artículo 16 de la Constitución. "Ese reconocimiento
de pluralidad, no puede ignorar el fuerte arraigo del cristianismo en
España", sentencia
En teoría, la enseñanza de esta asignatura debe trasmitir conocimientos
culturales, doctrinales y morales en un contexto de pluralismo religioso,
aunque el temario final queda determinado por la elección de las editoriales.
"La Conferencia Episcopal marca el currículo de base, pero cada libro es
un mundo. Los profesores escogen el manual que les parece más adecuado y se
ciñen a ellos. Algunos pueden tocar los mandamientos o algunas oraciones, pero
no son materia fundamental", indica Alfredo Ramajo, delegado de
Enseñanza en la Delegación Diocesana de Enseñanza de Ciudad Rodrigo.
Estos contenidos se reservan para
la formación parroquial. "La Catequesis trata de iniciar en la fe aquellos
que, libremente, quieren participar de esa fe. Se les inicia en la Iglesia,
sobre todo, en su ámbito afectivo. Las clases, en cambio, sirven para
desarrollar los aspectos que tienen que ver con la razón y la argumentación. No
debemos olvidar que la fe cristina está en el origen del diálogo con la razón
que se desarrolla a lo largo de toda la Edad Media", matiza Avelino
Revilla, delegado diocesano de enseñanza en Madrid.
¿Cómo se enseña Religión en
otros países?
En Alemania, la enseñanza religiosa corresponde al Estado y se establece
como voluntaria en el artículo 7 de la Ley Fundamental de Bonn (1950), aunque en la práctica es
una asignatura obligatoria en los centros públicos confesionales, con
posibilidad de exención. El Tribunal Administrativo Federal la considera una
enseñanza científica y evaluable, pero al tener los Länder [Estados federados]
competencias en educación, podrían negarle ese carácter y establecer una
asignatura alternativa, ética o moral, obligatoria o dispensable.
Francia, sin embargo, ha decidido
dejar fuera del currículo escolar la asignatura de Religión, a diferencia de lo que sucede en Finlandia o Suecia. El país galo antepone el laicismo y la libertad de conciencia
a cualquier enseñanza religiosa, que se imparte fuera del horario académico por
petición expresa de los padres. A cambio, se habilitaron capellanías fuera de
los centros de Secundaria donde un catequista imparte la doctrina religiosa a
propuesta de las autoridades eclesiásticas, pero también necesita el
consentimiento del director del centro.
El Estado italiano garantiza una
enseñanza religiosa voluntaria en las escuelas públicas. Eso sí, todas las
decisiones en esta materia han de tomarse de mutuo acuerdo entre Iglesia y
Estado. La obligación de escoger una asignatura alternativa sembró polémica y,
finalmente, se eliminó la obligación de cursar otra materia. Ahora, durante esa
hora, los alumnos pueden realizar otras actividades, abandonar el centro o
cursar la asignatura religiosa.
¿Es legal que se imparta
Religión en las escuelas públicas?
La respuesta es sí. La
jurisprudencia reconoce en una sentencia de1987 que la constancia en el expediente
académico de las enseñanzas religiosas cursadas es en todo caso consecuencia de
una decisión voluntaria de los padres o tutores de los alumnos, en ejercicio de
su libertad de elegir su educación y la formación moral. Este derecho se ampara
en el artículo 27 de la Constitución que, tras consagrar el
derecho a la educación, declara que los poderes públicos asisten a los padres
para que sus hijos reciban una enseñanza religiosa que esté de acuerdo con sus
propias convicciones.
"No es una imposición de la
Iglesia ni una concesión benévola del Gobierno, sino el requisito de una
escuela de calidad y un derecho de los padres cristianos", alegan cinco obispos de Galicia que, preocupados por la
caída de la asignatura en los colegios, han instado a los padres a que
soliciten esta enseñanza para sus hijos en la escuela. "Oponerse a la
clase de Religión corresponde a planteamientos totalitarios bajo la apariencia
de tolerancia", añade el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan
Antonio Martínez Camino en este comunicado.
Tan legal es ofrecer y escoger la
asignatura de Religión como una alternativa. Sin embargo, contraponer la
religión como asignatura evaluable a una alternativa no evaluable ha sido interpretado por el Tribunal Supremo como
"discriminatorio para los alumnos", ya que quienes la escojan deben
obtener una calificación positiva en una materia más que el resto de sus
compañeros para equipararse a ellos.
Fuente: Zoom News