sábado, 1 de junio de 2013

La asignatura de Religión. Todas las respuestas.

La enseñanza de Religión Católica en las escuelas públicas ha sido un punto de conflicto desde los inicios de la democracia. La presencia o ausencia de esta asignatura en las aulas se ha convertido en una baza electoral para los partidos políticos y la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) ha contribuido a reavivar el viejo debate. Sin embargo, el tratamiento reiterado de este tema en la agenda política y mediática no se traduce en un conocimiento real de la enseñanza religiosa.
Requisitos para ser profesor de Religión
La Conferencia Episcopal Española establece que para dar clases de Religión en Educación Infantil y Primaria es necesario el título de magisterio, mientras en Secundaria se exige la licenciatura en Teología o el graduado civil con Bacalaureatus en Ciencias Religiosas. Los aspirantes también deberán hacer un curso de Capacitación Didáctica de la Religión, si no lo hubiesen realizado en su plan de estudios.

El cumplimiento de estas condiciones capacita a los docentes para la obtener la Declaración Eclesiástica de la Competencia  Académica (DECA), que expide la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.  Este organismo valora también aspectos personales del candidato. “El profesor de Religión es un miembro de la Iglesia. Como docente de esta materia está llamado llevar a cabo la misión evangelizadora en el mundo de la educación. El servicio como tal incluye la comunión con la comunidad eclesial. (...) La coherencia de la enseñanza con su propia vida es una cualidad que debe adornarle”, recoge el documento El profesor de Religión Católica. Identidad y misión, elaborado por esta comisión en 1998. Es lo que se denomina “perfil eclesial”.

Los profesores que sean declarados como “idóneos” para esta enseñanza por la Conferencia Episcopal tienen preferencia para optar a una plaza como sustitutos, según prescribe el Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede, firmado el 3 de enero de 1979.

 “Las críticas a este sistema de selección del profesorado son injustas. Una asignatura confesional requiere métodos que garanticen a los padres que la persona que va a impartir la materia, lo hará de acuerdo con los preceptos que ellos esperan”, defiende José Antonio Fernández, tutor de Pedagogía y Didáctica Religiosa en entidades encargadas de la formación del profesorado.  “Además, la delegación diocesana no elige a dedo, propone.  Algunas diócesis basan su recomendación en la evaluación de los aspirantes mediante exámenes, otras realizan entrevistas personales y  hay quien pide referencias para certificar el testimonio de fe”, añade. Fernández admite que no se aplica una pauta homogénea, todo depende del criterio de cada delegación. “Tras el visto bueno de la Iglesia, el profesor entra en una bolsa de trabajo para hacer sustituciones. A partir de ahí, pasa a depender del Ministerio de Educación.  Eso significa que los profesores de religión tienen someterse a un concurso público para conseguir una plaza en propiedad, como todo el mundo”, aclara.
Diferencias entre la asignatura y Catequesis
Los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado español establecieron que las clases de Religión Católica tienen que ser impartidas por profesores que profesen este credo a alumnos creyentes, ateos y agnósticos. "La Catequesis está pensada para que los católicos celebren su fe mientas que la enseñanza religiosa no exige ser practicante. De hecho, he tenido alumnos chinos en la escuela que no creían en Dios y asistían a clase para conocer las creencias de gran parte de la población española", relata Fernández. "Lo que no ha entendido la gente es que un Estado aconfesional es aquel que no se decanta por ningún credo en concreto y respeta la práctica de cualquier religión. El laicismo radical que están demandando algunos colectivos es anticonstitucional", protesta y respalda su planteamiento en el artículo 16 de la Constitución. "Ese reconocimiento de pluralidad, no puede ignorar el fuerte arraigo del cristianismo en España", sentencia

En teoría, la enseñanza de esta asignatura debe trasmitir conocimientos culturales, doctrinales y morales en un contexto de pluralismo religioso, aunque el temario final queda determinado por la elección de las editoriales. "La Conferencia Episcopal marca el currículo de base, pero cada libro es un mundo. Los profesores escogen el manual que les parece más adecuado y se ciñen a ellos. Algunos pueden tocar los mandamientos o algunas oraciones, pero no son materia fundamental", indica Alfredo Ramajo, delegado de Enseñanza en la Delegación Diocesana de Enseñanza de Ciudad Rodrigo.

Estos contenidos se reservan para la formación parroquial. "La Catequesis trata de iniciar en la fe aquellos que, libremente, quieren participar de esa fe. Se les inicia en la Iglesia, sobre todo, en su ámbito afectivo. Las clases, en cambio, sirven para desarrollar los aspectos que tienen que ver con la razón y la argumentación. No debemos olvidar que la fe cristina está en el origen del diálogo con la razón que se desarrolla a lo largo de toda la Edad Media", matiza Avelino Revilla, delegado diocesano de enseñanza en Madrid.
¿Cómo se enseña Religión en otros países?
En Alemania, la enseñanza religiosa corresponde al Estado y se establece como voluntaria en el artículo 7 de la Ley Fundamental de Bonn (1950), aunque en la práctica es una asignatura obligatoria en los centros públicos confesionales, con posibilidad de exención. El Tribunal Administrativo Federal la considera una enseñanza científica y evaluable, pero al tener los Länder [Estados federados] competencias en educación, podrían negarle ese carácter y establecer una asignatura alternativa, ética o moral, obligatoria o dispensable.

Francia, sin embargo, ha decidido dejar fuera del currículo escolar la asignatura de Religión, a diferencia de lo que sucede en Finlandia o Suecia. El país galo antepone el laicismo y la libertad de conciencia a cualquier enseñanza religiosa, que se imparte fuera del horario académico por petición expresa de los padres. A cambio, se habilitaron capellanías fuera de los centros de Secundaria donde un catequista imparte la doctrina religiosa a propuesta de las autoridades eclesiásticas, pero también necesita el consentimiento del director del centro.  

El Estado italiano garantiza una enseñanza religiosa voluntaria en las escuelas públicas. Eso sí, todas las decisiones en esta materia han de tomarse de mutuo acuerdo entre Iglesia y Estado. La obligación de escoger una asignatura alternativa sembró polémica y, finalmente, se eliminó la obligación de cursar otra materia. Ahora, durante esa hora, los alumnos pueden realizar otras actividades, abandonar el centro o cursar la asignatura religiosa.
¿Es legal que se imparta Religión en las escuelas públicas?
La respuesta es sí. La jurisprudencia reconoce en una sentencia de1987 que la constancia en el expediente académico de las enseñanzas religiosas cursadas es en todo caso consecuencia de una decisión voluntaria de los padres o tutores de los alumnos, en ejercicio de su libertad de elegir su educación y la formación moral. Este derecho se ampara en el artículo 27 de la Constitución que, tras consagrar el derecho a la educación, declara que los poderes públicos asisten a los padres para que sus hijos reciban una enseñanza religiosa que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

"No es una imposición de la Iglesia ni una concesión benévola del Gobierno, sino el requisito de una escuela de calidad y un derecho de los padres cristianos", alegan cinco obispos de Galicia que, preocupados por la caída de la asignatura en los colegios, han instado a los padres a que soliciten esta enseñanza para sus hijos en la escuela. "Oponerse a la clase de Religión corresponde a planteamientos totalitarios bajo la apariencia de tolerancia", añade el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino en este comunicado.

Tan legal es ofrecer y escoger la asignatura de Religión como una alternativa. Sin embargo, contraponer la religión como asignatura evaluable a una alternativa no evaluable ha sido interpretado por el Tribunal Supremo como "discriminatorio para los alumnos", ya que quienes la escojan deben obtener una calificación positiva en una materia más que el resto de sus compañeros para equipararse a ellos.
Fuente: Zoom News